lunes, 20 de octubre de 2008

El Famoso Diálogo Nacional



-Sergio Balladares Castillo
En la historia moderna de nuestro país, el Diálogo Nacional es una figura recurrente en el plano político. En algunos casos ha dado resultados tangibles, como el que terminó con la guerra de los años 80, o el que ocurrió en 1997 entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán (resultados tangibles: el pacto). El último diálogo que se dio en Nicaragua fue el de 2005, dando fin a una crisis institucional seria, pero sin ser cumplidos los compromisos ahí firmados.
En estos días se ha hablado de nuevo de un Diálogo Nacional, ante la disposición autoritaria en algunos aspectos por el gobierno de turno, y de escándalos que ya son el pan de cada día para los ciudadanos comunes.
En la democracia siempre debe haber un espacio para llegar a consenso. El derecho a participar cívicamente en la gestión estatal se refleja en el artículo 50 de la Constitución Política, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en la Ley 475, de Participación Ciudadana.
Todos debemos hacer uso de nuestro derecho político a participar, dándole una oportunidad a las mesas de diálogo. Es imperativo realizar críticas constructivas que tengan validez, y tomar decisiones con compromisos en relación a temas de interés nacional. Al mismo tiempo, debe hacerse presión sobre el gobierno central para crear una política de Estado.
De nada sirve crear discusiones sobre puntos de diferencia, si no con llevan propuestas concretas. Creo que necesitamos tomar en cuenta los puntos en que todos los sectores coincidimos, para discutir soluciones en torno a las problemáticas que son de mayor interés. Por eso, la metodología del tan ansiado Diálogo debe favorecer el consenso y lograr decisiones verdaderas.
En la primera mesa, se debe definir los temas específicos que parezcan de mayor importancia. Sobre cada tema, hay que crear diferentes mesas que puedan reunirse periódicamente para realizar decisiones consensuadas. Después se debe reunir de nuevo el Diálogo amplio para evaluar las acciones de cada mesa de diálogo específica. La comunidad internacional debe ser garante de cada una de las mesas que se creen.
Este diálogo debe ser inclusivo, con representantes de ONGs, gobierno, empresa privada, sectores productivos, juventud, pensionados, partidos políticos, Iglesia, sindicatos, poderes del Estado y gente común que desee participar. Además debe tener un alcance real en cuanto a incidencia en las decisiones del gobierno en tema de competencia general.
Los beneficios de este Diálogo pueden ser de gran importancia, y lograrían una estabilidad económica, política y social. Ojalá nos podamos poner todos de acuerdo para la realización de este proyecto, ya que si tiene éxito, el beneficiado inmediato es el pueblo. De otra manera, el pueblo sería el más perjudicado.

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