Caso Boschi

No es nuevo en nuestro país manipular la justicia por política. Muchos casos se pueden ejemplificar. Pero hay uno con el que nos sentimos profundamente relacionados.

El día 30 de julio en la Rotonda Rubén Darío, se nos boicoteó una actividad en la cual estábamos protestando por el despilfarro del señor Daniel Ortega y su esposa, específicamente sobre el gasto publicitario y partidario del gobierno-que al día de hoy continúa. Nuestra intención era atarnos a esos postes por 24 horas, en señal de reprobación.

A la defensa de sus rótulos, se presentaron 3 autobuses con simpatizantes partidarios, estudiantes y vagos, liderados por Víctor Cienfuegos. Las personas llevaban piedras y palos y estaban listas para confrontaciones. Nosotros decidimos retirarnos del sitio para evitar cualquier incidente lamentable.

A pesar de eso, hubo asaltos a personas que llegaron a apoyarnos. El señor Alberto Boschi, misionero católico ítalo-nicaragüense fue uno de los agredidos. Él, con todas las buenas intenciones, movilizó un grupo de personas desde Ciudad Sandino, incluyendo niños, jóvenes y mujeres. Al llegar una turba agredió a las personas que iban a bordo de los vehículos, destruyendo partes del mismo.

La Policía Nacional, previamente informada de la actividad, detuvo a uno de los agresores, lo que causó que los efectivos de la misma Policía resultaran lesionados. En el desorden, se detonaron armas de fuego, que lesionaron a un periodista de Canal 4.

Ahora, 3 meses después, se está iniciando un juicio en contra del señor Boschi, lo que condenamos fuertemente. A él se le acusa de lesiones graves y de portación ilegal de armas. Ambas de estas acusaciones son refutables por el video de un canal televisivo.

Hacemos un llamado a los nicaragüenses de solidarizarse, de pedir justicia de verdad y de reclamar nuestros derechos a protestar. Apoyemos todos a Alberto, otra víctima de la dictadura.

Exigimos al juez Celso Urbina que se comporte como debe, que actúe como la ley manda y que no ejecute condena contra personas inocentes, especialmente contra un misionero que ha estado en el país desde hace muchísimos años, ayudando.

¡YA NO MÁS INJUSTICIAS!